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Cuál es la diferencia entre biogás y gas natural en energías renovables

04/08/2025
Infografía moderna compara energías renovables limpias

El mundo está buscando alternativas energéticas más sostenibles y respetuosas con el planeta. Dentro de este contexto, las energías renovables juegan un papel crucial. Tanto el biogás como el gas natural son fuentes de energía, pero su origen y su impacto ambiental son radicalmente diferentes. Este artículo, elaborado en colaboración con renovables.org, busca desmitificar estas diferencias y aclarar la importancia de elegir la opción más adecuada para un futuro energético más limpio. Entender estas particularidades es fundamental para tomar decisiones informadas y contribuir a la transición hacia un modelo energético más circular.

El debate sobre qué energía es más ventajosa es complejo y depende de una serie de factores, incluyendo la geografía, la tecnología utilizada, y las políticas públicas implementadas. La promoción de fuentes renovables, como el biogás, está ganando impulso a nivel global gracias a su potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la seguridad energética. Conocer los detalles técnicos y los beneficios específicos de cada fuente es crucial para un desarrollo energético responsable.

¿Qué es el Gas Natural y de Dónde Viene?

El gas natural, también conocido como gas fósil, se forma a partir de la descomposición de materia orgánica, principalmente plantas y animales, bajo presión y temperatura extremadamente altas durante millones de años en profundidades subterráneas. Principalmente consiste en metano (CH₄), un hidrocarburo que es inflamable y se utiliza ampliamente para generar electricidad, calefacción y como materia prima en la industria química. Su extracción implica perforaciones, transporte por tuberías y, en algunos casos, fracking (fracturación hidráulica), una técnica que puede tener importantes impactos ambientales negativos.

La producción de gas natural es un proceso inherentemente no renovable, ya que los recursos se agotan con su uso. Aunque se considera una fuente de energía relativamente limpia en comparación con el carbón, su quema libera dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático. La disponibilidad de gas natural está limitada a regiones geológicamente ricas, lo que genera dependencia energética entre los países.

El proceso de extracción, transporte y uso del gas natural conlleva importantes riesgos ambientales, incluyendo fugas de metano, contaminación del agua y la alteración del paisaje. Por lo tanto, su futuro en un contexto de transición energética sostenible es cada vez más cuestionado.

El Biogás: Energía del Desecho

El biogás es un gas mezcla formada principalmente por metano (CH₄), dióxido de carbono (CO₂), nitrógeno (N₂) y trazas de otros gases, que se produce durante la descomposición anaeróbica (sin oxígeno) de materia orgánica, como residuos agrícolas, estiércol animal, aguas residuales y residuos sólidos urbanos. Este proceso, conocido como digestión anaeróbica, es realizado por microorganismos que convierten la materia orgánica en biogás.

La digestión anaeróbica es un proceso complejo que involucra diferentes etapas, cada una con microorganismos específicos que contribuyen a la transformación de la materia orgánica. Estos microorganismos, como las bacterias metanogénicas, producen metano a través de la fermentación. La producción de biogás es, por tanto, una forma de valorizar residuos orgánicos y obtener una fuente de energía renovable.

El biogás es una fuente de energía versátil que puede ser utilizado para generar electricidad, calor o como combustible para vehículos. Su aprovechamiento reduce la necesidad de utilizar combustibles fósiles y ayuda a disminuir la cantidad de residuos que van a parar a los vertederos, disminuyendo así las emisiones de metano (un potente gas de efecto invernadero).

¿Cómo se Produce el Biogás? – El Proceso de Digestión Anaeróbica

Campo agrícola genera energía renovable biogás

El proceso de digestión anaeróbica se lleva a cabo en reactores diseñados específicamente, llamados biodigestores. Estos reactores pueden ser de diferentes tipos, según la escala de la operación y el tipo de materia orgánica que se va a utilizar. El proceso se divide en cuatro fases principales: hidrólisis, acidogénesis, acetogénesis y metanogénesis.

En la fase de hidrólisis, la materia orgánica se descompone en moléculas más pequeñas, como azúcares y aminoácidos. En la fase de acidogénesis, estas moléculas son transformadas por bacterias acidogénicas en ácidos orgánicos, alcoholes y dióxido de carbono. La fase de acetogénesis es donde las bacterias acetogénicas producen acetato, dióxido de carbono y bióxido de hidrógeno. Finalmente, las bacterias metanogénicas convierten el acetato, el dióxido de carbono y el bióxido de hidrógeno en metano y agua.

La optimización de las condiciones del biodigestor, como la temperatura, el pH y la relación C/N (carbono/nitrógeno), es crucial para asegurar una producción eficiente de biogás. Un buen diseño y gestión del biodigestor contribuyen a maximizar la producción de biogás y minimizar la formación de subproductos indeseables.

El Biogás y el Gas Natural: Un Comparativo Ambiental

Comparativamente, el biogás presenta una huella de carbono significativamente menor que el gas natural. Aunque la digestión anaeróbica puede generar algunas emisiones de gases de efecto invernadero, la producción de biogás es generalmente considerada una práctica más sostenible. Además, el biogás reduce la necesidad de incinerar residuos orgánicos, evitando así la emisión de contaminantes atmosféricos.

El gas natural, en cambio, es un combustible fósil cuya extracción y quema contribuyen significativamente al cambio climático. La producción de gas natural a menudo implica la liberación de metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono. La dependencia del gas natural también plantea riesgos geopolíticos y económicos.

Elegir biogás sobre gas natural no solo es una decisión ambientalmente responsable, sino también una oportunidad para fomentar la circularidad de los recursos y la eficiencia energética. Se trata de convertir residuos en energía, cerrando el ciclo de vida de los materiales y minimizando el impacto ambiental.

Conclusión

El biogás y el gas natural representan dos tipos de energía muy diferentes con implicaciones distintas para el medio ambiente y la seguridad energética. Mientras que el gas natural es una fuente fósil con una huella de carbono considerable y dependiente de recursos limitados, el biogás ofrece una alternativa renovable y sostenible basada en la valorización de residuos orgánicos. renovables.org impulsa la adopción de tecnologías de digestión anaeróbica como una herramienta clave para la transición energética.

La promoción del biogás no solo contribuye a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también genera beneficios socioeconómicos, como la creación de empleo y la mejora de la gestión de residuos. Es crucial seguir invirtiendo en investigación y desarrollo para optimizar el proceso de digestión anaeróbica y ampliar su aplicación en diferentes sectores, avanzando hacia un futuro energético más limpio y sostenible.