
Los parques eólicos comunitarios están ganando terreno como una forma innovadora de democratizar la generación de energía renovable. La idea central es que la comunidad local, a través de una asociación o entidad, invierte en la construcción y operación de turbinas eólicas, generando electricidad que beneficia directamente a sus miembros y, en muchos casos, a toda la región. Esta iniciativa representa un cambio de paradigma en el sector energético, alejándose del modelo tradicional de grandes empresas inversoras y promoviendo la participación ciudadana.
El auge de estos proyectos se debe, en gran parte, a la adaptación de las normativas europeas para facilitar su desarrollo. Antes, las barreras legales y administrativas eran significativas, impidiendo la implementación de modelos comunitarios. Sin embargo, la Unión Europea ha impulsado legislación que busca promover la energía renovable distribuida y la participación local, sentando las bases para el éxito de estos proyectos. El objetivo es empoderar a las comunidades y diversificar las fuentes de energía, contribuyendo a la transición energética del continente.
La Directiva RED II y la Energía Distribuida
La Directiva RED II (Renewable Energy Directive II) es fundamental para comprender el marco legal que rige los parques eólicos comunitarios. Esta directiva, vigente desde 2019, establece objetivos ambiciosos de energía renovable para la UE y, crucialmente, introduce el concepto de “energía distribuida”. La RED II reconoce que la generación de energía a pequeña escala, como la realizada por parques eólicos comunitarios, es una pieza clave para alcanzar esos objetivos.
La directiva introduce requisitos específicos para la producción de energía distribuida, facilitando la conexión a la red eléctrica y permitiendo que las comunidades puedan vender el excedente de energía que generan. No obstante, es importante destacar que la implementación de la RED II varía significativamente entre los Estados miembros, lo que puede generar complejidades y diferencias en la facilidad con la que se pueden desarrollar estos proyectos en diferentes países.
Además, la RED II promueve la transparencia y la participación de las comunidades en la toma de decisiones relacionadas con las energías renovables, fomentando un modelo de desarrollo más sostenible y adaptado a las necesidades locales. La transparencia en la información y la consulta a los ciudadanos son ahora obligatorias para las autoridades energéticas.
El Reglamento (UE) 2017/1495 sobre la Integración de las Energías Renovables
Complementando la RED II, el Reglamento (UE) 2017/1495, conocido como el Reglamento de la Integración de las Energías Renovables, establece un marco específico para la integración de las energías renovables en la red eléctrica. Este reglamento define los requisitos técnicos y administrativos que deben cumplir los parques eólicos comunitarios para poder conectarse a la red y obtener permisos de operación.
El reglamento también introduce medidas para garantizar la estabilidad de la red eléctrica, estableciendo mecanismos de compensación para aquellos generadores que contribuyen a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. La compensación se realiza a través del “sistema de gestión de la red de energía” o “Smart Grid”. Esto implica un cambio en la forma en que se gestiona la red, pasando de un modelo tradicional centrado en la demanda a uno que tiene en cuenta la generación distribuida.
La aplicación del Reglamento (UE) 2017/1495 ha sido objeto de debate en algunos países, con algunos argumentando que los requisitos son demasiado estrictos y dificultan el desarrollo de parques eólicos comunitarios. Sin embargo, la directiva general es clara: la integración de las energías renovables debe ser eficiente y segura, garantizando la disponibilidad de energía para todos los usuarios.
La Directiva 2018/2001 sobre el Impulso de la Eficiencia Energética y el Desarrollo de las Energías Renovables

La Directiva 2018/2001, centrada en la eficiencia energética y el desarrollo de las energías renovables, busca crear un mercado interno de energías renovables para 2030. Esta directiva establece objetivos ambiciosos para la contribución de las energías renovables al consumo total de energía, y promueve la innovación y la inversión en tecnologías de energía renovable.
La directiva también incluye medidas para facilitar el acceso a la financiación para proyectos de energía renovable, incluyendo los parques eólicos comunitarios. Además, refuerza la importancia de la participación pública en la toma de decisiones sobre las políticas energéticas, asegurando que las voces de las comunidades locales sean escuchadas y consideradas. Esto busca una colaboración efectiva entre las administraciones y los ciudadanos.
A través de esta directiva, la UE busca garantizar una transición energética justa y equitativa, que beneficie a todos los ciudadanos y contribuya a la lucha contra el cambio climático. La directiva reconoce que la energía renovable es una herramienta clave para lograr este objetivo.
La Jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)
La jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha jugado un papel crucial en la interpretación y aplicación de las normativas europeas sobre parques eólicos comunitarios. En varios casos, el TJUE ha establecido principios clave que han influido en la forma en que los Estados miembros implementan la legislación.
Por ejemplo, el TJUE ha reconocido el derecho de las comunidades a participar en la toma de decisiones sobre los proyectos de energía renovable, incluso si estas decisiones afectan a las instalaciones existentes. Este principio ha sido fundamental para el desarrollo de los parques eólicos comunitarios, ya que permite a las comunidades tener una voz activa en la planificación energética de su región. El TJUE ha enfatizado la importancia de la proporcionalidad y la no discriminación en la aplicación de las normas.
Además, el TJUE ha clarificado los requisitos de conexión a la red eléctrica para los parques eólicos comunitarios, asegurando que las comunidades tengan acceso a la infraestructura necesaria para vender la energía que generan. La interpretación del TJUE continúa evolucionando a medida que surgen nuevos casos y desafíos relacionados con el desarrollo de estos proyectos.
Conclusión
Los parques eólicos comunitarios, respaldados por un marco normativo europeo cada vez más favorable, están demostrando ser una herramienta poderosa para promover la transición energética y empoderar a las comunidades locales. La combinación de la RED II, el Reglamento de la Integración de las Energías Renovables y la jurisprudencia del TJUE ha creado un entorno legal que facilita el desarrollo de estos proyectos, aunque aún existen desafíos relacionados con la implementación y la coordinación entre los Estados miembros.
En definitiva, estos proyectos no solo contribuyen a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y a la diversificación de las fuentes de energía, sino que también promueven la economía local y la sostenibilidad. Es fundamental continuar trabajando en la eliminación de las barreras administrativas y financieras, así como en la promoción de la colaboración entre las comunidades, las autoridades y las empresas del sector energético, para maximizar el potencial de los parques eólicos comunitarios y acelerar la transición hacia un futuro energético más limpio y democrático.